La red europea de las lenguas ELEN declara que el euskara está en situación de «emergencia lingüística»

09/11/2024 Por

Del 8 al 9 de noviembre, se ha celebrado la Asamblea General 2024 de la European Language Equality Network (ELEN) en el Itsasmuseum de Bilbao. ELEN es una organización internacional dedicada a la promoción y protección de las lenguas territoriales europeas. En la actualidad cuenta con 175 organizaciones asociadas que representan 50 lenguas en 25 estados, incluido el euskera.

Hoy, La Asamblea General ha aprobado por unanimidad una RESOLUCIÓN SOBRE LA EMERGENCIA LINGÜÍSTICA DEL EUSKARA. Han leido la declaración. Elin H. G. Jones, presidenta de ELEN, Davyth Hicks, secretario general de ELEN, e Idurre Eskisabel, vicepresidenta de ELEN y secretaria general de Euskalgintzaren Kontseilua. 

«En los últimos años se han hecho evidentes los signos de que el proceso de normalización y revitalización del euskara de las últimas décadas se ha ralentizado. Aunque el número de hablantes sigue aumentando en términos absolutos, existen varios indicadores que evidencian la fragilidad de ese avance. […] Teniendo en cuenta todo esto, declaramos que el euskara y la comunidad de hablantes de euskara están en una situación emergencia lingüística». 


ELEN | EUROPEAN LANGUAGE EQUALITY NETWORK

RESOLUCIÓN SOBRE LA EMERGENCIA LINGÜÍSTICA

En los últimos años se han hecho evidentes los signos de que el proceso de normalización y revitalización del euskara de las últimas décadas se ha ralentizado. Aunque el número de hablantes sigue aumentando en términos absolutos, existen varios indicadores que evidencian la fragilidad de ese avance. Por mencionar algunos de los recogidos en la VII. Encuesta Sociolingüística publicada el año pasado, la proporción relativa de hablantes continúa disminuyendo en el País Vasco Norte (Iparralde); en Navarra, seis de cada diez estudiantes no tienen ningún contacto con el euskara en todo su proceso educativo; en las zonas más euskaldunes de la Comunidad Autónoma Vasca, el uso del euskara está retrocediendo; y en el conjunto de las siete provincias, cada vez son menos los hablantes que se desenvuelven mejor en euskara que en otras lenguas. En términos de cifras, solo el 17,5% de los y las hablantes usa el euskara más que otras lenguas en su vida diaria. Es decir, el uso social, que es el indicador más relevante de la salud de un idioma, es débil, y el análisis general de las prácticas lingüísticas indica una tendencia hacia un mayor debilitamiento.

Esta fragilidad está estrechamente relacionada con el estatus del euskara y de su comunidad lingüística. Como es sabido, en una amplia área de su territorio no goza de oficialidad –en todo el País Vasco Norte y en gran parte de Navarra–, lo que añade un obstáculo significativo al proceso de recuperación de una lengua minorizada. En la zona en la que sí es oficial, es decir, en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y la denominada “zona vascófona” de Navarra, se está produciendo una serie de sentencias que desactivan las políticas lingüísticas favorables al euskara, en una ofensiva judicial intensa contra su normalización y revitalización. Estas sentencias consideran discriminatorias las medidas en favor de la promoción del euskara, cuestionando lo establecido en el artículo 7.2 de la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias. Además, esta ofensiva tiene también una dimensión política y mediática y, lamentablemente, se han multiplicado los discursos que asocian con la “discriminación” a las medidas que buscan sacar al euskara y a la comunidad de hablantes de la situación de minorización, rompiendo así el amplio consenso social que las defiende y actuando en contra de la cohesión social y la justicia social.

Asimismo, la actual deriva de la globalización ha exacerbado esta debilidad: la movilidad y la evolución de la realidad socio-demográfica han planteado nuevos desafíos al proceso de normalización y revitalización; lo mismo ocurre con la digitalización y mercantilización de la vida. Es evidente que una de las consecuencias de la forma actual de la globalización es que refuerza las relaciones de poder estructurales a favor de los más poderosos en todas las dimensiones políticas, económicas y sociales, y las relaciones de poder entre lenguas y comunidades lingüísticas no están exentas de esta dinámica. En resumen, debido a la globalización y a la digitalización de la vida, las lenguas hegemónicas son cada vez más hegemónicas, y las lenguas minorizadas cada vez más vulnerables.

Teniendo en cuenta todo esto y, además, que las comunidades del catalán y gallego en situaciones de minorización similares ya han dado ese paso, declaramos que el euskara y la comunidad de hablantes de euskara están en una situación emergencia lingüística. Esto significa que, si no se adoptan en breve las medidas adecuadas para revertir las tendencias sociolingüísticas y los problemas estructurales actuales, se avecina un retroceso. De no dar un salto en la política lingüística, el euskara, en lugar de ganar viabilidad social, comenzará a perderla.

No obstante, declarar que está en emergencia lingüística no es un llamado a la preocupación, sino una forma de dar el primer paso para encauzar la normalización y revitalización del euskara. Sabemos cuál es la primera tarea para revertir la situación: colocar la cuestión lingüística en el centro de la agenda política y social. Por tanto, pedimos a las instituciones, autoridades, y, en general, a los agentes políticos y sociales que consideren la normalización y revitalización del euskara como una prioridad. A la ciudadanía, por su parte, le hacemos un llamamiento para que se comprometa con la normalización del euskara del mismo modo que con otras emergencias sociales y políticas que nos atraviesan hoy en día. Este proceso necesita de la implicación y compromiso de toda la sociedad.

Del mismo modo, y teniendo en cuenta que la emergencia lingüística del euskara, además de sus características particulares, comparte otros muchos problemas globales que también colocan en emergencia a otras lenguas minorizadas, hacemos un llamamiento a las instituciones, autoridades, agentes políticos y sociales y a la ciudadanía europeas, para que, desde sus competencias y responsabilidades, adopten medidas para evitar la homogeneización cultural y para impulsar la normalización y revitalización de las lenguas y comunidades lingüísticas minorizadas. En efecto, en este contexto en el que la propia vida está en creciente emergencia, sostener a las lenguas minoritarias y a las comunidades culturales minorizadas es una apuesta a favor del mundo.

Bilbao, 9 de noviembre de 2024