Un nuevo acuerdo socio-político a favor del euskara, para avanzar en lugar de retroceder

04/11/2023 Por

Hoy decenas de miles de personas se han manifestado en Bilbao para denunciar las sentencias de los tribunales contra las medidas que buscan la revitalización del euskera. La manifestación organizada por Euskalgintza Kontseilua, principal organización que reúne a los agentes sociales a favor del euskera, ha recibido una amplia adhesión desde numerosos sectores sociales, sindicales y políticos. A la manifestación han acudido, entre otros, los partidos y coaliciones EAJ-PNV, EH Bildu, Geroa Bai, EH Bai y SUMAR. A ellos se han sumado los principales sindicatos vascos, entre ellos ELA, LAB, ESK, STEILAS, CGT, CNT, HIRU y EHNE.

Han portado la pancarta la presidenta de Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos Ana Urkiza, el miembro de Karmel y académico de Euskaltzaindia Patxi Uribarren, la representante de ARTEZ Leire Solozabal, la portavoz de EHE Intza Gurrutxaga, la coordinadora de AEK en Gipuzkoa Aize Otaño, la directora de Berria Amagoia Mujika, la secretaria general de Kontseilua Idurre Eskisabel, el delegado de ELKAR Joanmari Larrarte, la presidenta de la Asociación de Ikastolas Nekane Artola, el representante de IKA Joxerra Olano, la presidenta de Euskaltzaleen Topagunea Irati Iciar, la representante de Euskal Konfederazioa Elorri Arin, y el presidente de UEMA Martin Aramendi.

Esta es la declaración que ha leído la secretaria general de Euskalgintzaren Kontseilua, Idurre Eskisabel Larrañaga, al término de la manifestación.

DISCURSO

Retomando la canción de Ruper Ordorika, las y los euskaldunes de hoy, las y los euskaltzales, si algo somos, somos el resultado de un gigantesco cuidado contra las grandes, profundas y constantes fatigas. De nuestra memoria viva y encarnada aún forman parte las prohibiciones y los castigos. Como subrayó Koldo Mitxelena, «el misterio del euskera no es su origen, sino su supervivencia hasta el día de hoy». La llave de esta maravilla es un cuidado que se ha llevado a cabo siglo tras siglo, década tras década, generación tras generación. Una gigantesca cadena de cuidados, profunda y duradera, frágil como la red de raíces de una selva, firme como aquella.

Un sistema de cuidados que tiene una base concreta: que miles de personas, de generación en generación, hayan optado por el euskera contra todas las prohibiciones y dificultades. A veces y algunos, inconscientemente, por instinto. Otras veces, varias, con plena conciencia, como ejercicio de soberanía tanto individual como colectiva. En cualquier caso, estos cuidados nos han hecho llegar vivos hasta la actualidad. Pero como todos los cuidados, casi siempre ha sido altruista y sin contrapartidas.

La historia no es plana ni una línea recta. Al contrario, es una trenza retorcida y compleja. Cuestiones del pasado y las que creíamos superadas nos surgen nuevamente con fuerza. Yo diría que algo así nos ha pasado con esta última ofensiva contra el euskera. Creíamos que, al menos, en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y una parte de Navarra teníamos garantías de llevar a cabo políticas lingüísticas para la normalización del euskera.

Pero hemos errado en la suposición. Porque estamos viendo cómo los jueces están invalidando medidas, normas y leyes que tienen como objetivo la normalización del euskera, una tras otra, en la larga cuerda de sentencias. Vamos cómo están desmontando los instrumentos de las políticas públicas para el fomento del euskera. Estamos viendo cómo, por encima de amplios consensos sociales y políticos, está interviniendo el poder judicial y determinando la política lingüística. Cada una de estas sentencias nos ha despertado preocupación y angustia.

Porque obstaculizar el proceso de normalización del euskera es obstaculizar los derechos lingüísticos y derechos fundamentales de miles de ciudadanos. En consecuencia, supone un retroceso en la justicia social, la cohesión social y la convivencia. Dicho de otro modo, cada paso dado a favor de la normalización del euskera pasa por profundizar en la justicia social, la cohesión social y la convivencia. Por eso decimos, ¡junto al euskara, juntas y juntos con el euskera!

La ofensiva perjudica a todo esto, y por eso nos hemos unido aquí no sólo vascoparlantes y euskaltzales, sino una multitud de gente que creemos en la igualdad y en la diversidad lingüística.

Nos duele especialmente la falsa premisa que subyace en todas estas sentencias de que los derechos laborales y los derechos lingüísticos son contrapuestos. Cuando la cuestión es muy distinta: son derechos que se complementan y se refuerzan mutuamente. Los derechos lingüísticos sólo se convierten en verdaderos derechos cuando pueden ejercerse en todos los ámbitos de la vida, incluido el trabajo. Prueba de ello es el firme rechazo de la mayoría sindical a estas sentencias.

Y es especialmente grave que todo esto ocurra cuando los retos que tiene el euskera de cara al futuro son enormes. Gracias a este sistema de cuidados generacionales que he mencionado anteriormente, el euskera ha llegado vivo a este siglo XXI. Pero el mundo actual cambia con la mayor aceleración de su historia y no son pocos los desafíos. En la variante extrema de la globalización y en la que se nos ha digitalizado el modo de vida, también ha cambiado nuestra relación con los idiomas. Las lenguas dominantes, hegemónicas… el mundo y nosotros mismos, somos cada vez más homogéneos. Dicho de otro modo, las lenguas dominantes son cada vez más dominantes, y las minorizadas cada vez más minorizadas. Estamos viendo cómo los pequeños estados del norte de Europa están poniendo un montón de recursos en la defensa de sus lenguas. Es más, vemos a Francia y España haciendo grandes inversiones al amparo del francés y del español: en el audiovisual, en la digitalización, en dar prestigio…

En este contexto existe un gran consenso en la diversidad y amplitud del mundo del euskara: que dar un salto en las políticas lingüísticas es imprescindible para afrontar adecuadamente todos estos retos de futuro. Que hace falta un salto en la educación, en la euskaldunización-alfabetización de personas adultas, en los recursos para la producción audiovisual y cultural, en el ámbito socio-económico, en los recursos para una adecuada acogida lingüística a los recién llegados, etc. Y justo cuando la necesidad de este nuevo instrumental es tan evidente, las sentencias echan por tierra lo construido hasta ahora.

Por todo ello, Euskalgintzaren Kontseilua ve imprescindible un nuevo acuerdo sociopolítico que no sólo ponga la barrera ante la ofensiva, sino que oriente políticas lingüísticas que configuren una base sobre en el que el euskera y la comunidad de hablantes puedan hacer frente a los retos del futuro. Un pacto político y social que no sólo detenga la ola reaccionaria, sino que dé un salto adelante y responda a los retos que tiene en la actualidad la revitalización del euskera.

El compromiso de Kontseilua es precisamente buscar y elaborar consensos para ese acuerdo. Porque el euskera nos necesita a todos y a todas: a vascoparlantes, a no vascoparlantes, a euskaltzales, y a los no euskaltzales pero que están a favor de la igualdad lingüística y de la diversidad… A todos y a todas.

Mantener vivo el euskera y su comunidad es una de las mayores aportaciones que podemos hacer no sólo a nosotros mismos, sino al mundo actual. Reforzar la diversidad frente a tendencias homogeneizadoras.

Sin duda, una base social sólida es imprescindible para alcanzar esos objetivos, para el euskera y para la comunidad del euskera, para conformar un suelo sólido y seguro. Pero por su responsabilidad y capacidad hacemos un llamamiento especial a las instituciones y fuerzas políticas para que formen parte e impulsen este nuevo acuerdo, con sentido común, con el objetivo de garantizar un futuro próspero.

Al principio he dicho, hoy aquí, que ante la ofensiva hemos formado una barrera. Pero es hora de ir más allá, de avanzar. Así que, en lugar de una barrera, que éste sea un puente hacia el futuro. Un largo puente que formaremos de persona en persona, de gente en gente.