El proyecto de la Ley de Educación necesita más euskara
Hoy el Gobierno Vasco ha remitido al Parlamento Vasco el proyecto de la nueva Ley de Educación. Euskalgintzaren Kontseilua, la organización que reúne a los agentes sociales más importantes a favor de la normalización del euskara, ha hecho pública su valoración del documento aprobado.
Valoración agridulce
Kontseilua ha realizado aportaciones desde el punto de vista lingüístico primero al Pacto Educativo y después al borrador del anteproyecto de Ley. Estas aportaciones han contado con el consenso de los principales agentes de la comunidad educativa y de la mayoría sindical, así como de expertos y profesionales de la educación, la cultura y el euskara. Prueba de ello son las comparecencias públicas realizadas el 16 de diciembre de 2021 y 10 de octubre de 2022.
Las propuestas contemplaban tres ejes con los mínimos para la garantía de que los futuros alumnos y alumnas sean euskaldunes plurilingües: un modelo generalizado inclusivo que tenga como lengua vehicular el euskara, la elaboración de proyectos lingüísticos por parte de los centros, y el establecimiento de instrumentos independientes para medir adecuadamente la competencia lingüística.
Teniendo en cuenta estos ejes, Kontseilua ve con buenos ojos algunos elementos recogidos en el proyecto, como la definición del perfil de salida B2 para asegurar la competencia lingüística del alumnado, así como la consideración del conocimiento de la cultura vasca. Sin embargo, el proyecto de ley no recoge las principales demandas de la mayoría de la comunidad educativa y sindical en torno al euskara. Asimismo, considera que no se recogen algunos elementos positivos del Pacto Educativo aprobado por mayoría por el Parlamento, como el modelo inclusivo generalizado que se defendía en el original y que fue aplaudido por Kontseilua.
Falta de concreción
En la exposición de motivos del proyecto de ley se recoge que el euskara es una «lengua minorizada». En opinión de Kontseilua, es interesante que esto se recoja en sí mismo, ya que permitiría introducir medidas proactivas en la ley. Sin embargo, a medida que avanza el documento, esta frase contenida en los motivos no se desarrolla en las medidas.
Lo mismo ocurre con los objetivos concretos que se han marcado respecto a la euskaldunización. En la exposición de motivos se toma como objetivo garantizar el dominio de las dos lenguas oficiales por parte de todo el alumnado, pero después no se recoge en su desarrollo. Entre los fines del sistema educativo, en su artículo 3, se recoge «promover que la totalidad del alumnado adquiera capacidad comunicativa en ambas lenguas oficiales, adaptada a la situación real». Es preocupante que aparezca la palabra promover en vez de garantizar. El sistema educativo no puede basarse en promover que los alumnos adquieran las competencias adecuadas. Al contrario, debería ser una obligación. Hay que tener en cuenta que la Ley de Educación de 1993 recogió en sus objetivos «garantizar a todos los alumnos, en igualdad de condiciones, el conocimiento práctico de ambas lenguas oficiales al acabar el periodo de enseñanza obligatoria». Kontseilua considera que sería preocupante un retroceso en los objetivos.
El artículo 65 del texto señala que el sistema educativo es «un marco plurilingüe» y «articulado en torno al euskara». Pero no especifica cómo debe interpretarse un sistema plurilingüe en cuanto al modelo lingüístico, cómo deberá aplicarse cada centro, ni cómo será la exposición horaria en cada idioma. La determinación de las horas mínimas de exposición es fundamental para la euskaldunización de las nuevas generaciones, ya que se ha demostrado que los alumnados y alumnas que han trabajado más tiempo en euskara en la escuela han sido los que más han avanzado en el aprendizaje de la lengua. Por tanto, la ley debe recoger con la mayor precisión posible que el euskara será la lengua vehicular para impedir posibles interpretaciones restrictivas por parte de los tribunales o gobiernos del momento.
Asimismo, en el artículo 66 del proyecto de ley se señala que todo el alumnado deberá obtener el perfil de salida B2 en euskara, tal y como propuso Kontseilua. Si bien es oportuno recogerlo así, hay que decir con claridad que el establecimiento de objetivos, en sí mismo, no implicará el logro del conocimiento del euskara por parte de todo el alumnado. Hay que recordar que la oficialidad hace que, todavía hoy, los alumnos deban tener un conocimiento adecuado del euskara una vez terminada la enseñanza obligatoria, pero que no se está cumpliendo. Por lo tanto, es imprescindible determinar que el modelo lingüístico tendrá como lengua vehicular el euskara.
Por otra parte, Kontseilua considera oportuno atender al nivel socioeconómico del alumnado. No obstante, reiteramos que las medidas en función de las características sociolingüísticas del entorno no pueden suponer, en cualquier caso, una reducción de la exposición horaria en euskara. Por el contrario, para garantizar su euskaldunización es imprescindible que el alumnado con menos euskara reciba más euskara, con los recursos materiales y pedagógicos que ello requiere.
También falta establecer el perfil de salida que deberán tener los centros de formación profesional, así como determinar cómo se garantizará el logro de la competencia lingüística.
Al final del artículo 66, en lo que se refiere a la evaluación, no hay cambios estructurales. Se recoge que el Gobierno regulará los instrumentos de evaluación, pero sin especificar si habrá una evaluación externa que debería ser imprescindible. Kontseilua considera insuficiente que la evaluación de las competencias lingüísticas del alumnado sea realizada por el propio profesorado, aunque la administración regule los instrumentos. Para conocer los resultados reales es necesario garantizar la evaluación externa, y así se recogía en el pacto educativo.
Más adelante, en el artículo 67 el proyecto lingüístico de los centros sigue conservando su importancia, por lo que Kontseilua lo valora positivamente.
Una ley que necesita mejoras
En opinión de Kontseilua, hay que hacer un reconocimiento a la aportación que ha hecho el sistema educativo en las últimas décadas: miles y miles de ciudadanos y ciudadanas se han euskaldunizado gracias a él. Sin embargo, todavía estamos lejos de la universalización del conocimiento del euskara, y hoy por hoy a muchos alumnos y alumnas no se les garantiza el derecho a adquirir una competencia adecuada en esta lengua. Los datos muestran que el actual sistema de modelos presenta brechas, pero aun así el modelo con el euskara como lengua vehicular ha sido el más exitoso. Además, en este mundo globalizado y digitalizado también se han multiplicado los retos al euskara, y si queremos que en las próximas décadas mantenga su vitalidad, urge que el sistema educativo también dé un salto real desde el punto de vista lingüístico.
Hay mucho en juego, y Kontseilua defenderá los mínimos expuestos para lograr la normalización del euskara. En este sentido, Kontseilua considera que aún hay la posibilidad de mejorar el proyecto de ley y seguirá realizando aportaciones. La ley debe hacer suyos los elementos más positivos recogidos en el pacto educativo que los partidos políticos del Parlamento aprobaron con una amplia mayoría, entre ellos el modelo inclusivo generalizado y la evaluación externa de las competencias lingüísticas.