Un año después de la manifestación del 4 de noviembre: es hora de avanzar
Ha pasado un año desde que llenamos las calles de Bilbao a favor del euskara. Desde que decenas de miles de personas nos manifestamos para denunciar en voz alta las sentencias judiciales que nos quieren al euskara y euskaldunes en un segundo plano. Después de doce meses, seguimos preocupados. La ofensiva no ha cesado: los tribunales han seguido menospreciando la normalización del euskara y los derechos lingüísticos en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra, haciendo una interpretación cada vez más restrictiva.
Afortunadamente, también ha habido algunos rayos de esperanza. Por cada sentencia euskarófoba, hemos visto a la ciudadanía y a los y las trabajadoras afectadas responder y movilizarse en defensa de la normalización del euskara. Asimismo, varios expertos y juristas han desarrollado una propuesta para modificar el paradigma de los perfiles lingüísticos de la administración pública, teniendo en cuenta los modelos de Cataluña y Galicia, para generalizar el conocimiento del euskara en el acceso a la función pública. Por lo tanto, existe una propuesta factible para superar la situación actual.
Al fin y al cabo, es hora de dejar de hacer frente y empezar a avanzar. Es imprescindible dar un salto firme en las políticas lingüísticas, para salir del riesgo de retroceso que vive el proceso de normalización y la revitalización del euskara. La ofensiva no sólo impide dar el salto que necesitamos con urgencia, sino que nos lleva a escenarios del pasado, rompiendo el consenso político y social de las últimas décadas.
En este sentido, en este último año Euskalgintzaren Kontseilua no ha estado de brazos cruzados. El 4 de noviembre del año pasado tomamos un compromiso con la sociedad para llevar a cabo un nuevo acuerdo socio-político, y en eso estamos trabajando a través del Grupo Promotor de la dinámica Batuz Aldatu. Esta dinámica ya estableció una base con amplio consenso social en torno a la dirección de las políticas lingüísticas: la universalización del conocimiento del euskara y la ampliación de los espacios cómodos para su uso. En este sentido, no tardará en hacer una aportación más concreta, con el objetivo de avanzar en la normalización y la revitalización del euskara y, por tanto, el en fortalecimiento de la cohesión social, la justicia social y la convivencia.